Mi hija me recomendó Littio para mi viaje a Roma y no puedo estar más encantada
12 de septiembre de 2023
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5 min de lectura
*Sheila Manosalva
He sido muy afortunada y he podido viajar por el mundo en varias ocasiones: con mi esposo, con mis hijas, con mis amigas e incluso sola. Viajar siempre ha sido una de mis grandes pasiones, y con el paso de los años, he acumulado recuerdos, experiencias y sobretodo muchas lecciones, incluidas las lecciones financieras.
En mi último viaje a Roma mi experiencia financiera tomó un giro inesperado gracias a una herramienta que la verdad nunca pensé que adoptaría: Littio.
La resistencia al cambio y el primer paso hacia la comodidad
Siendo madre de dos hijas jóvenes, estoy acostumbrada a escucharlas hablar todo el tiempo sobre nuevas tendencias y aplicaciones. Hace unos meses, en una comida, estuvieron hablando de Littio y cómo, según ellas, era la aplicación “perfecta” para manejar su (capital).
Ahora, siempre he sido bastante escéptica y un poco reacia a esos “nuevos métodos”. Por costumbre, en mis viajes, suelo llevar dinero en efectivo y tarjetas de mis bancos de toda la vida, así que más allá de escucharlas, no sentía la necesidad de descargar la aplicación.
Sin embargo, pocos días antes de mi viaje, fui a una casa de cambio a adquirir euros y los costos de conversión eran astronómicos. Pensé en darle unos días y esperar a que el euro bajara, pero me acordé de Littio y decidí darle una oportunidad.
Sorprendida desde el primer clic
Con Littio, descubrí la comodidad de tener una cuenta en euros (digitales) que podía recargar en cualquier momento y lugar. La idea de poder hacerlo sin desplazarme físicamente a ningún lado me parecía espectacular. No sólo eso: también podía gastar mis euros (digitales) con la tarjeta Littio, sin tarifas enormes o comisiones altas (de hecho, cada vez más altas) como estaba acostumbrada a hacer con mi tarjeta tradicional.
Un salvavidas en la ciudad eterna
Durante mi estadía en Roma, una de las primeras ciudades que visité, la tarjeta de ustedes (Littio) se convirtió en la que será mi compañera en todos los viajes que haga.
Todo empezó cuando iba a pagar mi hospedaje. Decidí pagar todos mis hoteles con mi tarjeta tradicional, la de siempre, y a pesar de haber llamado a mi banco con antelación desde Colombia y haberles avisado que me iba de viaje reportando cada país en el que iba a estar, falló: transacción rechazada. Intenté dos veces más y seguía sin poder hacer el pago.
Ahí saqué mi tarjeta Littio y desde ese momento, después de haber hecho el pago, recargué todos los fondos que tenía guardados en mi cuenta colombiana (aquellos destinados al viaje) a mi cuenta en euros (digitales): de ahora en adelante solo usaría la Littio Card.
Pero ahí no acabaron las sorpresas: ¡pude usarla en todas partes! Tanto en comercios grandes, como esperaba, ¡hasta para pagar mis tiquetes de bus y metro! Realmente me sorprendió.
Confianza en la era digital
Aunque en el pasado he sido reacia a las soluciones digitales por miedos y desconfianzas generadas por historias que escuchamos todos los días, hoy no puedo imaginar viajar sin Littio. Esta experiencia ha cambiado mi perspectiva y, sin duda, recomendaré Littio a todas mis amigas y conocidos. Porque cuando estás lejos de tu casa, lo último de lo que quieres preocuparte es de poder acceder a tu capital y a tus finanzas. Gracias a Littio, pude disfrutar de Roma y del resto de mi viaje sin ningún contratiempo.
Los tiempos han cambiado y con ellos, las formas de manejar tu (capital). Littio me mostró que la comodidad, la seguridad y las soluciones digitales si pueden ir de la mano. Y lo más importante, me permitió disfrutar de cada momento de mi viaje con libertad.